10 enero 2006

La parajoda constitucional

No quiero entrar demasiado a fondo en el asunto pero quede claro que en este país hemos avanzado mucho. Resulta que antes los militares daban golpes de estado para su propio beneficio, simultaneando esta noble tarea con la más prosaica de cepillarse a cualquiera que tuviera dos dedos más de frente que la mona Chita.
Ahora ya no, ahora un tal José Mena Aguado, teniente general, riza el rizo y pretende que el ejército "intervenga" si el parlamento español decide aprobar el estatuto de autonomía de Cataluña en unos términos inconvenientes. Pero, eso sí, nada de alzamientos ilícitos, lo haría en nombre de la Constitución.
Un golpe de estado plenamente constitucional, vamos...
No merece mucho la pena comentar la creativa ocurrencia del ciudadano Mena porque a estas alturas del generalato dudo que sea permeable a cualquier réplica. Sin embargo, sí resultaría interesante que ampliara su idea, tal vez patentable. Ha dejado cabos sueltos y me corroen las dudas.
Por ejemplo, ¿quién sería el encargado de decidir si el parlamento se había pasado de la raya? ¿El cabo furriel o el oficial de guardia en las Chafarinas? ¿O harían un referendum?
¿Qué haría exactamente el ejército en caso necesario? Lo de siempre, supongo. Para variar propongo una idea creativa y mucho más barata (los misiles están por las nubes): abandonar Cataluña a su suerte vaciando los cuarteles y dejándola a merced de los gabachos, que siempre le tuvieron ganas. Así se iban a enterar, los listillos, de lo que es el centralismo de verdad.
En fin, ciudadano Mena, ha logrado usía el más difícil todavia: que aplaudan su filípica aquellos que en su momento no apoyaron la Constitución. O peor todavía: que, en silencio, algunos miserables sonrían al ver el desaguisado. Felicidades.

Para enterarse, que luego dicen que manipulo, dos documentos que, al menos hoy, funcionan: el discurso completo del ciudadano y el párrafo más interesante en formato mp3.

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