28 mayo 2007

Venerando reliquias

No había caído yo en que también había reliquias laicas. Antes de comentar un par de ellas les diré que creo que la veneración de reliquias es un fenómeno inevitable porque da cohesión a la comunidad. Este no es un enfoque moral sino, si quieren, sociobiológico. La reliquia actúa como embudo de los pensamientos, como punto focal donde se refleja la imagen exterior sin dar lugar a ninguna diversidad de interpretaciones. Es un totem para la tribu, una imagen de su "espíritu". Y mientras no haya independencia de pensamiento habrá reliquias. Por ese motivo, el hecho de que las reliquias sean o no verdaderas es irrelevante mientras cumplan con su función. La cosa encuentra campo abonado en las religiones, donde hay varias subespecies del fenómeno, como la veneración de imágenes (la psicosis del salto de la reja en El Rocío me deja atónito año tras año). Pero se extiende más allá, donde fuera necesario o ventajoso unir alrededor de un símbolo. Tenemos a mano un par de ejemplos de cierto interés sociológico.
Reliquias sagradas, reliquias laicas, todas cumplen su función: ser el totem de la tribu, el objeto que unifica los pensamiento y elimina la diversidad. Por eso perduran y tienen éxito aunque se demuestre su falsedad
Un caso reciente de reliquia venida a menos es el de los restos de la normanda Juana de Arco, santificada en 1920 por el anterior Benedicto. Es un caso de santa nacionalista que guió una guerra (¿guerra santa?) y que es la actual santa patrona de la laica Francia. Las reliquias, supuestamente extraidas de la pira de Rouen donde un tribunal eclesiático ordenó quemarla viva en 1431, fueron localizadas en 1867 en una farmacia parisina. Los restos fueron reconocidos por la Iglesia católica en 1909 (año de su beatificación) y alojados en un museo de la archidiócesis de Tours. Hace un año fue autorizado un estudio que ha desacreditado sin sombra de duda su autenticidad ya que han resultado ser de una momia egipcia.

La caja con las reliquias de Juana de Arco; el fémur de gato sí era auténtico.

El caso local, aparentemente no religioso, es el de una espada. Se trata de la Tizona de Rodrigo Díaz de Vivar, alias el Cid, que ha sido comprada por la Junta de Castilla y León y un consorcio de empresarios a un particular por unos módicos 1.6 millones de euros.

1.6 millones de euros te contemplan

El Ministerio de Cultura la había declarado Bien de Interés Cultural en el año 2002 (Real Decreto 1414/2002) y aunque cuatro estudios posteriores (Patrimonio Nacional, Museo Arqueológico, Real Academia de la Historia y el historiador medievalista José Godoy) habían coincidido en la escala de dudosa-falsa (1), no fue causa suficiente para que se descatalogara o, al menos, se matizara su descripción, que dice:
Sobre esta espada existe una tradición historiográfica muy amplia que identifica la misma como la famosa espada de don Rodrigo Díaz de Vivar. La tradición asegura haber sido regalada por Fernando el Católico al primer Marqués de Falces. Una parte de la hoja fue forjada en un centro andaluz en la primera mitad del siglo XI. Fue objeto durante el último tercio del siglo XV de una severa intervención consistente en la adición del recazo y de grabarle la tosca inscripción acreditativa que ahora se aprecia.
Acorde con esta descripción, el Ministerio de Cultura la tenía descrita en una ficha donde la data en el siglo XI en contra de la opinión del medievalista mencionado que la ubica entre cuatro y cinco siglos después.
Aparte de la autenticidad del mortal instrumento, la espada está siendo esgrimida de nuevo (dialécticamente) en una batalla política, donde la Junta de Castilla y León la compra a poco de las elecciones autonómicas y el Ministerio (del partido contrario) no tarda ni diez minutos en airear los informes a modo de contrapropaganda.
La presunta Tizona hace de reliquia laica para la cohesión de los que la interpretan como signo patrio, en este caso más local, más politizado y también discutible porque el "héroe de Castilla" fue mercenario cuando le tocó, sin distinguir demasiado entre moros y cristianos. Pero eso no importa demasiado para lo que es la reliquia, que formará parte de la exposición "El Cid, del hombre a la leyenda" este próximo otoño y ejercerá, como todas, su función totémica ante la tribua moderna.
Algo más chocante es que este instrumento, que puede ser cualquier cosa menos piadoso, será alojado en la Catedral de Burgos, donde podrá ser visitado pagando la correspondiente entrada. Y es que bien pensado, tampoco esta reliquia es laica del todo porque en un lado de su hoja figura la inscripción "AVE MARIA GRATIA PLENA DOMINUS TECUM'. Tal vez para dirigir bien la estocada y ensartar con eficacia.

(1) Patrimonio Nacional dice que no hay evidencia suficiente para considerarla auténtica, el Museo Arqueológico la califica directamente de falsa y Godoy la data en el siglo XIV o XV en vez del XI como le correspondería. Como consecuencia, la Junta de Calificación del Ministerio de Cultura calificó la espada como "falso histórico" aunque reconociéndole un valor económico de 200 a 300 mil euros.

1 comentarios:

Daniel Santos dijo...

Interesante reflexión. No conocía el caso de la espada del cid.
Un saludo
Daniel Santos
http://psinretorno.blogspot.com/

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