20 enero 2009

[Personal] Obama

Hoy es un buen día para contarles esto. No es ciencia pero forma parte de mi manera de ver las cosas.

Mis abuelos fueron emigrantes y eligieron como destino, quién sabía si final, los EE.UU. Sus dos hijas nacieron en el estado de Virginia. Ambas mantuvieron su nacionalidad estadounidense cuando volvieron a España, impulsadas por una crisis tal que hacía deseable volver a un país como éste. Casi medio siglo más tarde, mi madre me llevó de vuelta unos meses a Detroit a finales de los 60. Era fácil porque yo tenía la doble nacionalidad.

Era un niño pequeño y no me enteré de nada. Hoy apenas tengo un par de imágenes muy lejanas en la memoria.

Una de ellas es un jardín. Yo estoy revolviendo la tierra con una pala de juguete. Una ardilla había escondido algo unos minutos antes y yo intentaba encontrarlo. Al fondo, el porche de una casa de madera.

En la otra estoy jugando con otros niños en una calle. Estamos sentados en el suelo, no hay coches y las casas son de planta baja. Hay ropa tendida y una valla de madera blanca.

Años más tarde supe que todos aquellos niños eran negros y que el permiso de mi madre para que jugara con ellos era algo escandaloso en las casas de blancos del barrio. Supe también que el barrio era modesto y que no se había definido una zona blanca ni una zona negra pero las relaciones sociales eran estrictas. No hay mezcla, no hay conversación, no hay juegos. Fui probablemente el primer niño blanco que jugó con niños negros sin saber, ni yo ni los demás, que estábamos haciendo algo raro.

Aquel mismo año o tal vez el siguiente mataron a Martin Luther King en Memphis, relativamente cerca de allí. Mi tía recuerda perfectamente a sus noventa años ese acontecimiento, pero recuerda aún mejor el ambiente en el que se produjo: el hartazgo de la población negra, la segregación (y no era un estado del Sur) y, sobre todo, la esperanza de que algo podía cambiar con Martin Luther King. Una esperanza truncada. En Europa, un mes después se truncaría otra: era mayo del 68.

Martin_Luther_King_motel_Lorraine_abril_1968

Hosea Williams, Jesse Jackson, Martin Luther King y Ralph Abernathy en la terraza del hotel Lorraine, en Memphis, el día 3 de abril de 1968. King fue asesinado en el mismo lugar al día siguiente.

A esa esperanza, me cuenta, se unía la suya. No sabía que se llamaba "el sueño americano" pero era indistinguible de él. La crisis del acero, sector donde trabajaba mi abuelo, les obligó a tomar el barco en Nueva York para volver acá. Fue el reconocimiento de una derrota de la que nunca se recuperaron del todo.

Mi lectura del triunfo de Barack Obama está más relacionada con esa sensación de esperanza renacida, algo que ya está presente, que con expectativas de futuro. No sé si Obama hará una décima parte de lo que se propone pero ya ha conseguido algo impensable en esta mierda de años que llevamos recorridos en el siglo XXI. La mejor explicación es la cara de Jesse Jackson en Chicago. Jackson estaba al lado de Martin Luther King cuando lo mataron hace cuarenta años. Yo no, claro, pero oyendo a Obama vuelvo a estar en aquella acera de Detroit hace tanto tiempo. Y me gusta la sensación.

Jackson2008

Jackson, cuarenta años después, en la victoria electoral.

9 comentarios:

Petrusdom dijo...

Vibrante recuerdo personal el suyo.

Yo acabo de ver por la tele la toma de posesión y pienso en lo grandioso del momento, creo que por muy mal que lo haga nunca será tanto como el señor de Texas, al menos lo deseo.
Solamente con la mención en su discurso a los no creyentes a uno le provoca una fiebre de fe.

Un saludo cordial

DR. FREUD dijo...

A mi me ha pasado como a Ptrsdom, la tercera vez que ecuché GOD, apagué la tele.

Ángel M. Felicísimo dijo...

Estaba en clase y no pude escuchar el discurso. Me hubiera gustado aunque sólo sea por disfrutar del contraste entre un buen orador y un buen texto y lo que tenemos en nuestra patética política doméstica.
Un poco antes escuché el pesimismo de Vicente Romero cuyas ideas al respecto, sin que sirva de precedente, no comparto. Por el otro lado estaba la bobería de algún/a presentador/a, obnubilados con detalles banales. Ni lo uno ni lo otro.
Saludos.

/ dijo...

Me gustó mucho el post, muy buen relato.

Un abrazo.

eulez dijo...

Excelente entrada. A mi también me ha gustado mucho.

Anónimo dijo...

Al leer este artículo he sentido un dejà vu, como si lo hubiera leído antes, concretamente en el suplemento de los domingos de algún periódico. ¿Has publicado esto en algún sitio antes que aquí?

Ángel M. Felicísimo dijo...

Gracias a todos.
Sophie, lo escribí para el otro blog, el que no lee nadie más que yo, cuando se supieron los resultados de las elecciones, a principios de noviembre.
No ha aparecido que yo sepa en ningún otro sitio.

Alfredo Oliva dijo...

Angel, te equivocas. Tu otro blog tiene más lectores que el propio autor.
Yo lo sigo y me gusta su tono.

Un saludo

Ángel M. Felicísimo dijo...

¡Ah! ¡Eras tú el otro lector! :-)

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