30 abril 2011

Ernesto Sabato, físico

Me enteré hace un par de horas de la muerte de Sabato. No tengo mucho más que decir que lo que escribí hace un tiempo y que reedito aquí debajo. Noventa y nueve años es mucho tiempo para lo que suele ser nuestra vida y creo que Ernesto Sabato no solo no los desperdició sino que nos dejó un legado magnífico que deberíamos aprovechar.

A Ernesto Sabato se le conoce sobre todo como escritor y, para los que tienen memoria, por haber sido presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. La CONADEP elaboró el tremendo Informe Sabato (1984) donde se documentó y destapó la estrategia de desaparición, tortura y ejecución desarrollada por el gobierno militar argentino entre 1976 y 1983. Ya han pasado 23 años de aquel informe, publicado en 1984.
Pero mucho más tiempo ha pasado desde que Sabato se dedicara a la investigación en física, una faceta menos conocida de su vida. La cronología es sucinta. En 1929 ingresó en la Universidad de La Plata donde se doctoró en Física en 1938. Con una “beca anual al mejor candidato del año” se fue a trabajar al Laboratorio Curie de París. En 1939, se traslada al MIT y en 1940 vuelve como profesor a su antigua universidad argentina.
La ciencia no sólo no llenó a Sabato sino que le llevó a una tremenda crisis personal que bordeó el suicidio. Consideró que la ciencia desvalorizaba al ser humano entre otras cosas por su neutralidad ante el mundo por lo que su dedicación a ella era sólo vacío. Su crítica se resume en este artículo de 1955 del cual rescato lo que me ha parecido fundamental:
[...] la ciencia llega a ser monarca, en efecto; pero cuando lo alcanza, su reino es apenas un reino de fantasmas. A medida que se van unificando los hechos más opuestos, también van desapareciendo los atributos concretos que los distinguen, y la riqueza de la realidad va como evaporándose en el laboratorio y en el razonamiento. Y el Universo se va transformando, de un conjunto de montañas, pájaros, flores, cacerías y luchas sociales, en un conglomerado de sinusoides, letras griegas, tensores y ondas de probabilidad. Y, lo que es peor: nada más que en eso.
La trágica falacia es sostener que ese fantasma matemático es la realidad, la única y verdadera realidad. Falacia primero sostenida por los científicos y finalmente acatada por el pueblo. Frente a la infinita riqueza del universo, los fundadores de la ciencia positiva seleccionaron los atributos cuantificables: la masa, el peso, la forma geométrica, etc. Y llegaron al convencimiento de que la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos, como Galileo afirmó. Cuando lo que está escrito en caracteres matemáticos no es la naturaleza, sino... la estructura matemática de la naturaleza. Perogrullada tan brillante como la de sostener que el esqueleto de los animales tiene caracteres esqueléticos. No era, pues la rica realidad exterior la que expresaban los científicos con el lenguaje matemático, sino apenas su fantasma pitagórico.
Por suerte el suicidio no se perpetró y Sabato se conformó con abandonar la ciencia y dedicarse a la literatura. Renunció a su puesto universitario y se fue a vivir en un remoto lugar de las sierras de Córdoba con su mujer, Matilde, y su primer hijo, Jorge Federico, de 4 años. Un lugar hermoso que le dió algo de sosiego pero difícil ya que no tenían electricidad ni agua corriente; ni siquiera vidrios en las ventanas para soportar el invierno.
De su época de científico apenas he encontrado nada, es una lástima. Con cierto orden cronológico, les pongo primero la referencia de lo que parece ser su único trabajo científico en una revista "de impacto" y que escribió en su estancia en París:
Sabato, E. R. (1939), On Alfvén's Hypothesis of a "Cosmic Cyclotron", Physical Review, 55: 1272-1273.
(Es curioso como en este caso y con la distancia que da el tiempo, lo del "impacto" se hace claramente irrelevante, si no absurdo).
Ya en Argentina, tuvo que sobrevivir como pudo:
Conseguí algo de dinero dictando clases y haciendo traducciones por las que me pagaban miserablemente... (Antes del fin).
A estos años debemos la versión en castellano de Nacimiento y muerte del Sol (George Gamov, tr. 1942) ): Después vino El ABC de la relatividad y El ABC de los átomos (Bertrand Russell, tr. 1942 y 1945).
Y como trabajos propios, finales, está el artículo "El concepto de temperatura en la termodinámica fenomenológica" (1945) y un capítulo de Física en la Enciclopedia Práctica Jackson (1951).
Sabato debe ser leido por todos los que perdemos de vez en cuando el sentido de lo importante. Uno de sus párrafos más conocidos es de una carta a un "querido y remoto muchacho" donde le contesta a la obvia pregunta de la adolescencia ¿qué debo hacer para ser escritor?
Querido y remoto muchacho: [...] además del talento o del genio necesitarás de otros atributos espirituales: el coraje para decir tu verdad, la tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo que tenés que decir y de reiterado descreimiento en tus fuerzas, una combinación de modestia ante los gigantes y de arrogancia ante los imbéciles.
Buscando un poco por internet me sorprendió la cantidad de referencias personales que hay hacia Sabato en la red. Me quedo con una y se la trasmito. Es la del escritor Juan Carlos Botero, que dice haberse apartado del suicidio y acercado a la escritura gracias a leer en tiempos de crisis Sobre héroes y tumbas. Entre otras cosas comenta algo que comparto:
Los escritores deberían practicar el idioma de las nubes: guardar un enigmático silencio o, al escribir, tronar. Un ejemplo de esta clase de creador fue Juan Rulfo, quien en dos obras magistrales consideró dicho lo que tenía que decir, y después no hubo tentación capaz de quebrar su silencio hasta la muerte. Otro caso cada vez más valioso, es Ernesto Sábato.
Yo sólo les recomiendo que lean Antes del fin, un pequeño libro autobiográfico que deberíamos tener a mano siempre. Luego ya decidirán si siguen explorando el resto de su obra superviviente.
No sé si se nota, acaso por el caos atropellado con que he escrito este post, que el enorme respeto que siento por este hombre es único, no lo tengo por nadie más.


29 abril 2011

Memoria de dos días en cuatro fotos

He estado fuera estos días en una reunión técnica con la gente que hace modelos regionales de cambio climático. Aparte de lo discutido (por cierto, es un placer hablar con los que realmente saben de este tema), tomé algunas fotos como ilustración del viaje. Si hiciéramos esto todos los días, una o dos fotos sobre lo más destacado o característico que vemos o que nos pasa, nuestra memoria no tendría caducidad.

Con el km 0 en Roma, el Imperio construyó una densa telaraña de calzadas de varias decenas de miles de km. Hace unos dos mil años esta vía comunicaba las dos vertientes de la Sierra de Gredos a través del hoy llamado Puerto del Pico.  
Mojón, tal vez medieval, en el Puerto del Pico. Al otro lado hay uno gemelo que señala la distancia a Ávila: 10 leguas. La legua, en este caso, equivaldría a unos 5,6 km.
Ya saben donde ir si buscan y no encuentran. Los hijos divinos son hoy 73 (llegaron a 500 en 1950) y están a apenas 30 km de Ávila.
Tormenta sobre la Sierra de Montánchez.

17 abril 2011

Fotografía periférica o "rollout"

Se conoce con este nombre a la técnica fotográfica que persigue "desenrollar" un objeto para verlo en conjunto en algo semejante a una proyección cilíndrica. La rollout photography (RP) se ha utilizado sobre todo en documentación arqueológica para apreciar en su conjunto la decoración de vasijas o jarras.
Curiosamente no hay información técnica sobre RP en internet y muy pocos ejemplos. La mayoría son de proyectos realizados sobre cerámica mesoamericana y se deben a la Fundación para la Investigación Antropológica de América Latina (FLAAR). En esta organización se utilizan cámaras de medio o gran formato aunque no dan demasiados detalles sobre las técnicas ni materiales. En Maya-Archaeology hay noticias breves sobre proyectos y alguna fotografía que aporta algo de información, por ejemplo:
Rollout de la cenefa interior de un plato maya.
Montaje de FLAAR para RP donde parece que el objeto (¿cacao?) está sobre una plataforma giratoria motorizada. No he podido identificar la cámara.
Por motivos que les contaré en unas semanas me he puesto a ensayar esta técnica ayer por la mañana. Como puede suponer, ni plataforma motorizada ni cámara de medio formato pero sí mucha curiosidad. Les cuento lo esencial de la cuestión y si alguien es capaz de completar o corregir algún detalle se lo agradeceré.
El objeto es una pieza que compré hace unos años en Grecia y que pueden ver abajo.

Cerámica de Corinto con decoración figurativa.
La técnica es simple pero tiene un par de trucos. El primero es que tenemos que usar algún sistema que nos permita girar la pieza a intervalos más o menos fijos y sin cambiar la distancia a la cámara. Tras algunas pruebas hice la siguiente chapucilla con pegamento, una tarrina de CD y un cilindro de cartón:

Base rotatoria de "baja tecnología" (por decirlo de alguna manera).
La cosa consiste en una base de una tarrina de CD. Encima se le pone un CD que girará sobre el pivote central y que se marca con un rotulador a intervalos de 10º. Sobre este CD se pega un cilindro de cartón cuidando que esté bien centrado. Finalmente, otro CD pintado de negro y pegado en la parte superior del cilindro hará de plataforma.
El soporte se pone sobre un fondo sin pliegues (yo uso goma EVA blanca, gris o negra), se ilumina y se comienzan a hacer las fotos cuidando que tanto la cámara como la jarra estén niveladas. Comenzando en la posición 1 el conjunto cilindro/CDs/pìeza se hace girar a mano tras cada toma hasta completar una vuelta completa y repitiendo la primera (19 fotos a intervalos de 20º).
El segundo truco, por llamarlo de alguna forma, es que las fotos solo serán útiles en su parte central, la que tiene menos distorsión. Por eso el primer proceso que hay que hacer es recortar esas fotos con el mismo marco. El resultado son 19 fotos como la siguiente:

Zona central de la foto 1.
Al final de este proceso disponemos de 19 fotos de 1629x4928 píxeles todas ellas algo solapadas. Finalmente queda el proceso de fusión que, a falta de software específico (no encontré ninguna referencia al respecto), hice con PTGui. El resultado es un TIFF de 12507x3737 píxeles que les pongo abajo muy reducido y en formato JPG para que no ocupe demasiado. Pulsen encima para ampliar hasta el 50% del tamaño original, que se ve muchísimo mejor.

"Rollout" de la pieza de cerámica griega, pulsar encima para ampliar.
¿Cosas pendientes? Usar una iluminación decente y hacer una calibración de color, cosa que en esta prueba no he hecho. Me he limitado a usar un filtro polarizador para reducir unos brillos bastante molestos y poco más. La cámara, lógicamente, estaba montada en un trípode y se manejó desde un PC conectado con un cable USB.

Actualización: me informan de que en FAMSI se ha utilizado con frecuencia este tipo de técnica. Hay una página donde Justin Kerr nos cuenta su experiencia, a veces no muy positiva, en los tiempos de la foto analógica. Finalmente podemos buscar en la Maya Vase Database para ver los cientos de fotos rollout hechas por Kerr. Por ejemplo, el famoso "vaso de Princeton":

Vaso K511 ("Kerr number") de 22 cm de altura y 47 cm de circunferencia. Hay un artículo sobre este vaso (no sobre la foto) que puede descargarse en PDF aquí.

12 abril 2011

No es lo mismo o desinformando sobre la wifi del vecino

No es lo mismo conectarte a una wifi abierta, sin contraseña, para leer tu correo que romper la contraseña cuando existe. No es lo mismo navegar por internet sobre una wifi abierta que aprovechar la circunstancia para entrar en un ordenador ajeno y borrarle archivos. Ni siquiera es lo mismo craquear una wifi protegida para tener internet gratis que para traficar con contenidos ilegales.
Todo esto parece evidente pero las dos entusiastas chicas que dirigían un programa de radio (creo que RNE) ayer por la mañana, sobre las 12:45 h no lo tenían nada claro. Para ellas todo era lo mismo y todo debía llevar a sanción penal, mejor la cárcel si pudiera ser. Lamentablemente llamaron a un capitán de la Guardia Civil especializado en el tema que, aunque hizo tímidos intentos por matizar las circunstancias, no supo salir del lío en el que le metieron a base de preguntas de grueso calibre ¿a que robar la wifi del vecino es delito, a que sí? ¿cuánta cárcel le puede caer a alguien por robar la wifi de su vecino?
¿Matices? Para qué, mejor todo en el mismo saco.


Lo más interesante es que rebuscando por la Red, incluidas las páginas de la Policía Judicial y sus "alertas tecnológicas", llegamos a la conclusión de que en España conectarse y usar una red abierta y sin protección no es delito (otra cosa es romper las protecciones o usar esa conexión para delitos informáticos).
Nada de eso les constaba a las entusiastas aprendices de periodista, demasiados matices supongo, mejor un reportaje aplastante y directo, con impacto. ¿Que es erróneo, incompleto, mal planteado y peor expuesto? Supongo que se consideran cosas deseables pero secundarias, tal vez a solucionar en el futuro, pero malo es que la profesionalidad no esté presente ya desde el principio.

04 abril 2011

¿Es la pedagogía una ciencia?

El texto siguiente no se refiere a mí pero me suena muy familiar porque sufrí algo muy parecido, aunque más breve, en una reunión del colegio de mis hijos. En la universidad no he ido a ningún curso de "perfeccionamiento pedagógico" porque, pobre de mí, creo que tengo cosas que hacer más útiles para mi universidad. Como sin duda estoy equivocado, cuando decida pasar por el curso ya les contaré la experiencia. Mientras tanto, leamos otra:
Empecé como profesor el pasado curso. Ingenuo de mí, asistí a un curso sobre «resolución de conflictos». Al inicio del curso, nuestra «guía espiritual» nos prometió enseñarnos una serie de «herramientas» para resolver o al menos canalizar los conflictos que aparecieran en el aula. A lo largo de 30 insufribles horas, tuve que jugar al corro, danzar en fila india, hacer equilibrios sobre una silla, fingir en un juego de rol que era un padre borracho, y otras chorradas que no solo me hicieron perder tiempo, sino que cuestionaron gravemente mi dignidad. Al final del curso la «guía espiritual» preguntó qué nos había parecido todo, si nos había sido útil, etc. Cuando me llegó el turno de opinar, simplemente pregunté que dónde estaban esas «herramientas» que se nos prometieron al principio. La «guía espiritual» me contestó que la herramienta más grande
que tenía era yo mismo e ilustró su propuesta con un cuento zen. Me fui a casa frustrado, ¿qué había pasado? ¿Es que yo no había jugado bien a la sillita de la reina? ¿Es que no fingí adecuadamente estar borracho? ¿Acaso me salté algún paso de baile? Mi frustración fue mayor cuando pensé que tras 30 horas de ejercicios espirituales todavía no sabía qué hacer con los conflictos.
Visto en La tercera cultura.
Texto tomado de Moreno Castillo, Ricardo (2009) ¿Es la pedagogía una ciencia? Foro de educación, 11: 67-83.
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