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13 marzo 2009

Niños a la carta: por ahora no

Recordarán que hace unas semanas salió a la luz una oferta peculiar: una clínica estadounidense ofrecía a las parejas que se sometieran a tratamientos de fecundación in vitro la opción de elegir el color del pelo y ojos de sus futuros hijos.

La idea surgió de William Kearns, director del Shady Grove Center for Preimplantation Genetics que dio a conocer en un congreso a finales del año pasado algunos resultados de nuevas técnicas para el análisis de caracteres fenotípicos complejos. Aunque por ahora el trabajo no está publicado y los datos no han sido analizados por terceros, llamó la atención de algunas clínicas estadounidenses que ya ofrecían selección de sexo, mucho más fácil de determinar. Finalmente, Los Angeles Infertility Center anunció la posibilidad en un futuro próximo de elegir sexo, color de ojos, color del pelo y complexión, además de los más lógicos análisis de enfermedades genéticas (ver más abajo).

Era solo cuestión de tiempo que la "oferta" se desinflara de alguna manera porque es algo prematura y, aunque mis conocimientos sobre el asunto son escasos, me apetece hoy comentarla en algunos aspectos no necesariamente éticos, a ver qué les parece. Y es que dicha oferta era algo engañosa o, por decirlo de otra manera, no podía ni podrá aplicarse a la generalidad de la población como parecen haber entendido algunos. Veamos las razones.

La primera cuestión a tener en cuenta es de Perogrullo pero conviene decirla: la selección que se ofertaba sólo era factible para las parejas que iban a recibir el tratamiento de fecundación asistida, es decir, que tienen problemas de infertilidad. Eso excluye a la mayoría de las parejas que se reproducen por el método "convencional".

La segunda es que, dentro de las parejas con problemas de infertilidad, sólo podrían tratarse aquellas a las que se hiciera un diagnóstico genético preimplantacional (DGP). El DGP es un análisis genético de una de las células del embrión que se realiza en etapas muy tempranas del desarrollo (tres días). Es un procedimiento complejo y caro cuyo objetivo es detectar los embriones que presenten defectos genéticos. El DGP no se realiza en todos los casos sino sólo cuando alguno de los progenitores presenta una enfermedad genética hereditaria o cuando la edad de la madre supone mayor riesgo de defectos genéticos (por cierto, ver este ejemplo). Es obvio que se puede hacer un DGP exclusivamente para determinar caracteres como el color de ojos o de pelo pero probablemente obligaría a realizar una fecundación in vitro que no todas las parejas infértiles necesitan. La FIV es difícil, dura y de eficiencia limitada por lo que es dudoso que fuera popular en cuanto se explicara bien el protocolo en vez de obviar sus difultades.

Nos quedan, por tanto, sólo las parejas que realmente deben ser tratadas con FIV y DGP pero incluso dentro de este porcentaje limitado hay problemas.

Por ejemplo, otra perogrullada es que los caracteres deseados deben estar presentes con una probabilidad razonable en alguno de los embriones. Pongamos mi caso: mi mujer tiene el pelo castaño y los ojos verdes, yo tengo también el pelo castaño pero mis ojos son marrones, y en mis ancestros no hay ojos verdes que yo sepa. Si quisiera un hijo con ojos verdes la clínica debería rectificar en su oferta ya que la probabilidad de que uno de los embriones los tuviera es minúscula. Sí sería posible que tuvieran el gen recesivo pero en esta próxima generación dominaría el color marrón. Si añado a mis peticiones el pelo rubio las probabilidades caen aún más. Finalmente, si por alguna razón quisiera hijos rubios y de ojos azules lo mejor sería esperar a la siguiente reencarnación porque dichas variantes no están disponibles en nuestro catálogo familiar.

Otro problema es que detectar el color de los ojos o del pelo no es fácil porque son caracteres complejos que no dependen de un gen único (cosa que he obviado en el párrafo anterior por simplicidad). Recientemente se ha dicho que se puede acertar entre un 75 y un 90% de las veces analizando "solamente" ocho marcadores genéticos pero dicho estudio se ha realizado en una población europea muy restringida (origen holándés, creo recordar) con sólo 3 colores implicados (azul, marrón y "mixto"). Es previsible que si aumenta la variabilidad genética el problema se va a complicar mucho.

Y finalmente está la pura (im)posibilidad de acceder al tratamiento (imposible en muchos sitios y países que tienen necesidades más imperiosas) y el dinero necesario para satisfacer el capricho.

En consecuencia, la oferta de Los Angeles Infertility Center tenía pinta de ser más propaganda ruidosa que otra cosa. Al día de hoy, las reacciones más bien críticas han aconsejado a la clínica a retirar la oferta y a cerrar la línea de trabajo. Alguien acabará haciéndolo pero no va a ser ahora y esperemos que no nos volvamos tan estúpidos como para confundir salud y capricho. Aunque alguno habrá, sin duda.
Por finalizar con la opinión personal: estoy completamente a favor del DGP para la erradicación de problemas genéticos que son evitables como la fibrosis quística o la enfermedad de Hungtington cuyas consecuencias son mortales. Estoy en contra de la DGP para satisfacer caprichos o, en general, seleccionar caracteristicas que no supongan un beneficio médico para el futuro niño. Por suerte o por buen sentido, la legislación española actual prohíbe la DGP para fines no médicos.
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