Mostrando entradas con la etiqueta paranormalidades. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta paranormalidades. Mostrar todas las entradas

08 febrero 2011

Confidencias de un ateo

No creo que ningún dios exista. Ni Thor, ni Ra, ni Yahvé, ni Shiva, ni ningún otro. Soy, por tanto, ateo.  De vez en cuando tengo algún debate sobre el asunto, a veces con creyentes más o menos verdaderos, a veces con agnósticos más o menos reflexivos. El debate suele plantearse de una manera que, en mi opinión, es errónea y que parte de la suposición de que ser teísta es lo natural y que ser ateo es la consecuencia de algún proceso que te lleva desde el lado "bueno" al "malo". No es mi caso y comentaré algo de eso a continuación aprovechando que acabo de leer un post en la Ciencia y sus Demonios que dice que la "hipótesis de dios" no puede ser abordada desde un punto de vista racional y con el que no estoy completamente de acuerdo.

Evolución: del pensamiento mágico al pensamiento racional
En cierta ocasión una creyente me preguntó cómo había perdido la fe. La pregunta estaba equivocada e intenté explicarle la razón. De niño yo iba a misa, hice algún curso de catequesis y confesaba mis "pecados". No quedaba otro remedio, por supuesto, ya que estábamos en una sociedad que se declaraba católica. A resultas de todo eso creía en el dios de los católicos, y esto es lo importante, del mismo modo con el que creía en los Reyes Magos o en la bruja buena que vivía en la casa blanca del camino al río. El tiempo pasó y como todos los niños me enteré de qué iban los regalos navideños y que aquella bruja era una señora como cualquiera otra. En ese proceso, el dios de los católicos siguió el mismo camino que los otros personajes de ficción infantil y lo hizo sin mayor algarabía ni crisis existencial. Hoy sigo considerándolo justa y solamente eso, una de tantas cosas que los niños creen pero que al crecer vemos como una de tantas fantasías de un periodo donde la inmadurez nos hace compatibles con el pensamiento mágico.
Esa parte de mi vida mostró simplemente que el adoctrinamiento sufrido durante años tuvo que rendirse a la razón, la herramienta que uso para intentar distinguir lo verdadero de lo falso. Otros niños no tuvieron esa posibilidad y, tal vez más influenciables o menos reflexivos, ya no cuestionaron las "verdades" que les inculcaron en una época especialmente vulnerable.
Una vez que descartas a los Reyes Magos y los colocas en el cajón de los seres imaginarios es casi imposible que vuelvas a creer en su existencia. Has leído, has estudiado, has reflexionado, has vivido. El resultado es que poco a poco vas organizando una concepción de mundo basada ya en tus experiencias y no en lo que te cuentan tus padres o el cura de la parroquia. En esa cosmovisión podrías incluir a los Reyes Magos pero eso no sale gratis ya que suponer su existencia generaría conflictos incompatibles con el resto de tu experiencia.
Con los dioses me pasa exactamente lo mismo: los que creen en ellos me cuentan que tienen unas propiedades tan increíbles que el choque con la realidad se me antoja insalvable. Para su pesar, creer en esta etapa de mi vida ya no es lo mismo que creer de niño: el pensamiento lógico ha sustituido al pensamiento mágico y la confianza incondicional en lo que te cuentan ya no existe. Leo por ahí que este proceso me ha convertido en un positivista, filosóficamente hablando. Aparte de las denominaciones, en este momento serían necesarias pruebas extraordinarias para convertirse en un teísta y toda mi experiencia me dice que semejante pruebas no existen.

Probando, probando (o intentándolo)
Con lo anterior creo que mi opinión sobre este tema queda bastante clara pero podemos dar un par de pasos más. La pregunta del millón es, por supuesto si la existencia de un dios puede ser probada. Aquí comienzan a manifestarse los conflictos con los adictos al pensamiento mágico ya que es necesario un consenso sobre que consideramos "prueba". Algunos "mágicos" defienden que su única experiencia personal es prueba suficiente: ellos "saben" que dios existe, luego dios existe. Lo sorprendente es que la incoherencia de su argumento no les es evidente. Si funcionara, el yeti, las abducciones extraterrestres y la Tierra plana serían reales solo porque alguien cree en ellos. En resumen, si alguien tiene una epifanía o un "viaje" puede acabar creyendo en un dios y estar convencido, más allá de cualquier duda, de su existencia pero esa "existencia" no se transfiere mágicamente a la realidad. Curiosamente, este argumento fue utilizado sin rubor en foros presuntamente serios.
Otros "mágicos" intentan acercarse a un concepto de prueba más general. Aquí hay dos tendencias que, en mi ignorancia de la terminología filosófica, llamaré respectivamente "prueba argumental" y "prueba empírica".
La prueba argumental se basa exclusivamente en razonamientos que aplicando la lógica y los conocimientos disponibles intentan llegar a la conclusión de que un dios existe (o de todo lo contrario). Los más conocidos son el argumento ontológico y el cosmológico. Desde mi punto de vista, las pruebas basadas en argumentos verbales tienen un problema fundamental aparte de su mayor o menor consistencia lógica: dan a entender que el salto desde el mundo de las palabras al mundo real tiene efectos reales o, dicho de otro modo, un argumento aparentemente correcto ejercerá una misteriosa fuerza sobre la realidad que hace que esta se adapte a lo que de él se deduzca. Insisto en la expresión "aparentemente correcto" porque en el pasado se han propuesto muchos argumentos que hoy se revelan de una candidez extrema pero que entonces parecían irrefutables. Entre unos y otros solo ha cambiado nuestro conocimiento del mundo. En mi opinión, un argumento formalmente correcto (aparentemente correcto) es poderoso en el sentido de que puede ser un estímulo intenso (piensen en los "experimentos mentales" de Einstein) pero le falta un requisito: el contraste empírico. Conste que lo mismo es aplicable a los argumentos en sentido contrario, como la paradoja de Draygomb, por poner un ejemplo cualquiera.
Y llegamos al final porque ese contraste empírico es el último tipo de prueba y, de hecho, la única que desde mi enfoque sería aceptable y suficiente. Hasta el presente, entiendo que la única prueba empírica que los "mágicos" pueden esgrimir son los llamados "milagros", hechos que la ciencia no es capaz de explicar y que al violar las leyes de la naturaleza prueban que hay una intervención sobrenatural que se atribuye a un dios. En mi opinión, esas pruebas presentan un par de problemas que las hacen insuficientes. El primero es que el hecho de que la ciencia no sea capaz de explicar algo hoy no significa que no pueda hacerlo mañana. El segundo, el más importante, es que el hecho de que la ciencia no pueda explicar algo hoy, o mañana, o nunca, no prueba ni implica que la causa sea sobrenatural siendo indicio únicamente de nuestras limitaciones. En los "milagros", la relación causa (un dios) efecto (curación, por ejemplo) siempre es un suposición, una afirmación gratuita que los creyentes aceptan sin más y que yo veo con absoluto escepticismo.

Dioses con atributos humanos
Finalmente, en las discusiones suele aparecer la pregunta ¿y tú puedes demostrar que los dioses no existen? A eso se suele contestar de dos formas. La primera es que la carga de la prueba corresponde al que afirma su existencia. Es una respuesta razonable pero insatisfactoria porque realmente no responde a la pregunta. La segunda es que no es posible demostrar la inexistencia de algo como "dios". La primera dificultad radica en la propia demostración de "inexistencia": yo no puedo demostrar que nuestro universo no es una simple vesícula en el interior de una gigantesca serpiente que vive en un mundo de seis dimensiones. Pero si yo lanzara esa afirmación no me extrañaría de que cualquiera me pida pruebas de semejante atrevimiento y esas pruebas deberían ser rotundas.

La serpiente cósmica en cuyo interior se aloja nuestro universo.
Con la existencia de uno o varios dioses pasa lo mismo pero solo hasta cierto punto ya que el entusiasmo de los creyentes les ha llevado a cruzar una línea de difícil retorno. Por ejemplo, los cristianos asignan a su dios propiedades extraordinarias, entre ellas el ser omnipotente, omnisciente e infinitamente bueno y misericordioso entre otras cosas. Esas supuestas características divinas han creado un enorme cúmulo de problemas ya que, a cualquiera con un mínimo de comprensión lectora le resulta evidente que en su libro sagrado ese dios manifiesta frecuentemente una crueldad espantosa. Incluso haciendo abstracción de ese libro, la existencia de víctimas inocentes en desastres naturales es incompatible con la bondad y omnisciencia de su dios. En algunas discusiones con fundamentalistas bíblicos yo les ponía el ejemplo siguiente: estoy observando a un niño jugar y me doy cuenta de que un camión está dando marcha atrás y va a aplastarlo; si yo puedo retirar al niño de ese lugar pero me quedo mirando como muere sin hacer nada, la mayoría de la gente dirá que soy un malvado. Curiosamente, esa es la conducta del dios cristiano: jamás interviene, pudiendo hacerlo, para salvar a alguien obviamente inocente, de una desgracia. Por ese motivo, la existencia de un dios con las características del cristiano es imposible, se da de bruces con la evidencia de la realidad.

Finalizando
Verán que no me he puesto a discutir sobre lo positivo o negativo de las religiones ya que el objetivo del post es simplemente contarles el punto de vista sobre los dioses, punto de vista extrapolable a todo el cortejo de seres sobrenaturales que suelen acompañarlos en la mayoría de las religiones. Lo que sí me gustaría destacar es que todos los creyentes de las religiones monoteístas niegan los dioses de los demás. Son ateos para todos los dioses menos uno que, casualmente, suele coincidir con el de la religión que le inculcaron de niño. Dada la diversidad de dioses en los que la humanidad cree, se me hace especialmente llamativo que cada cual vea tan evidente la falsedad de los ajenos como la realidad del propio.

13 junio 2009

La paranormalidad vía Twitter no funcionó

Les comenté hace dos semanas un experimento de percepción extrasensorial propuesto por Richard Wiseman mediante Twitter. No me gustaba como estaba diseñado (expliqué los motivos en el post) y, desde luego, nada podía esperarse de los resultados: ni confirmación ni refutación. Por eso tal vez se esperaba que Wiseman tuviera intenciones ocultas a la hora de trabajar los datos, buscando tal vez otro tipo de información sobre la conducta y expectativas de los participantes.
Hace dos días se comentaron los resultados del experimento en su blog y se los resumo aquí: nada de nada. Recordemos que el asunto iba de adivinar dónde estaba Wiseman eligiendo entre 5 lugares posibles representados por sendas fotografías. Intervinieron más de 1000 participantes que podían ser analizados conjuntamente o en dos grupos: los que afirmaban tener capacidad adivinatoria y el resto. Los resultados mostraron que el grupo de "psíquicos" no acertó en ninguno de los 4 tests propuestos ("acertar" significa elegir la foto correcta significativamente por encima del azar), exactamente lo mismo que el grupo de "no psíquicos". Las diferencias entre ambos grupos no son significativas y esto lleva a Wiseman a concluir que la creencia en tener poderes de visión remota es una ilusión o autoengaño y no una realidad.

Algún comentario al post es interesante y muestra el empecinamiento en negarse a aceptar la simple evidencia. Por ejemplo, hay quien sugiere que podría haber correlación entre las percepciones de un día y el lugar donde fue Wiseman al día siguiente: "the prediction 'woods' matches closer to the Trial2 Playground … the area itself is surrounded by trees". Sería, por tanto, una muestra de precognición aunque a mí me parece simplemente una huída hacia adelante. Aún así, esta presunta correlación hacia el futuro no se puede analizar hasta que se den los datos del experimento, algo que Wiseman ha prometido hacer.
Otro dice que "algo hay" porque su elecciones encajan bien con las de la mayoría (!), lo cual señala una visión de las cosas bastante curiosa ya que parecería obvio que tu elección siempre encajará con las del grupo que eligió lo mismo que tú.
Otros insisten en que, aunque los resultados son claros, ellos sí tienen poderes. Esta muestra de gente es interesante porque representa a aquellos que jamás aceptarán un resultado salvo que confirme sus afirmaciones.
Finalmente, un comentarista señala que los 15 minutos disponibles para responder son insuficientes para "entrar en un estado de meditación" y ejercer la visión remota (este sujeto ni siquiera ha leído el diseño porque en realidad se dispuso de 30 minutos pero ejerce una crítica a posteriori intentando buscar justificación al fracaso).

En fin, la cosa no da más de sí a pesar de la algarabía mediática alrededor del experimento. Sólo queda esperar a que Wiseman libere los datos brutos para poder hacerse una idea más concreta sobre las frecuencias de elección y acierto, así como sobre la significación estadísticas de los resultados.

02 junio 2009

Experimento de percepción extrasensorial con Twitter

O cómo planificar un experimento complejo a inútil con las últimas tecnologías.
A las 3 PM de cada día viajaré a un lugar elegido aleatoriamente desde donde enviaré un mensaje vía Twitter preguntando a la gente sobre sus impresiones acerca de donde estoy. Treinta minutos después enviaré otro mensaje con la dirección de una página web con fotografías de cinco lugares: uno de ellos es de mi localización en ese momento. Deben recordar las imágenes o pensamientos que les vinieron en los últimos 30 minutos y votar qué lugar es el auténtico. Si hay una mayoría que eligen el lugar correcto el ensayo habrá tenido éxito. Las pruebas se realizarán el martes, miércoles, jueves y viernes de esta semana. Tres o más éxitos en el conjunto de las cuatro pruebas se interpretarán como apoyo a la existencia de percepción extrasensorial. Como control haré hoy un ensayo informal a las 3 PM".
El responsable del asunto es Richard Wiseman un profesor de la Universidad de Hertfordshire (GB) que se ha dedicado con cierta frecuencia a trabajar con paranormalidades varias. El control se realizó ayer, lunes y hoy, a las 15 h, comenzó el espectáculo. Si quieren participar los próximos días usen este enlace.

Ahora un poco de análisis. En primer lugar, reconoceré que usar Twitter para este tipo de cosas tiene su gracia pero poco más. Y en segundo lugar insistiré en que todos los experimentos que se realicen para intentar detectar cualquier tipo de PES deben estar cuidadosamente diseñados. Este no es el caso. ¿Cuáles son los problemas? A mí se me ocurren algunos, por ejemplo:
  1. Puede participar cualquiera cuando lo lógico sería que sólo participaran aquellos que afirman tener PES (para ello habría que cambiar el diseño del experimento). Fíjense que esto va en contra de la detección de PES (hago aquí de abogado del diablo) ya que la señal, de existir de forma minoritaria, quedaría oculta por el ruido.
  2. La "prueba de control" del lunes no vale para nada: si hay PES la hay también para esa prueba.
  3. El diseño es innecesariamente complejo ¿pará qué viajar físicamente a ningún sitio? ¿Para qué una adivinanza y luego unas fotos? Yo propondría una alternativa más simple y más "ciega": a una persona se le presentan 500 sobres cerrados con números que van del 0 al 499 convenientemente mezclados, de ellos selecciona 30 y los apila como le venga en gana. Sujetos con una gomita para que no pierdan el orden son encerrados bajo llave en una caja fierte a la vista de todos. Sólo entonces se pide por Twitter que la gente envíe una secuencia de 30 números separados por comas durante la siguiente hora. Recibidas las secuencias se abren los sobres y se comparan los mensajes con la secuencia elegida. ¿Difícil? No para uno que tenga PES, supongo. La cuestión está en que así aseguramos que nadie sabe la secuencia de números elegida hasta que se abran los sobres al final de la prueba.
  4. Ante la falta de un protocolo detallado, las manipulaciones en la prueba planteada son posibles y ya no estamos para confiar en nadie: ¿quién va a saber el destino cada día? ¿lo saben los que van a analizar los mensajes de Twitter? En definitiva ¿asegura el protocolo que no hay trampa, incluso por gente ajena al experimento? Lo digo porque, ante el anuncio público, ya me imagino a Wiseman con media docena de listos intentando seguirle cada tarde. ¿Exagero? Tal vez. O tal vez no.
  5. La estadística tal como la plantea Wiseman queda indefinida. Debe ser una norma obligada ante cualquier experimento, especialmente de este tipo, especificar con absoluta claridad cuales son las hipótesis nula y alternativa y cómo se va a valorar. Las improvisaciones de última hora son siempre indeseables.
Aunque yo no aceptaría una prueba así, queda poco para ver los resultados ya que Wiseman se ha comprometido a poner en internet para que puedan analizarse. Quedamos a la espera con cierta curiosidad distraída porque estas cosas ya han sido miradas anteriormente y, cuando el protocolo es bueno, los resultados son lo que ustedes suponen: nada.

Actualización: el experimento ha finalizado y en su blog están los resultados, por el momento sin cifras.


La foto correcta de hoy martes.

Complemento: Andrés Diplotti lo tiene claro en La pulga snob de esta semana.
Enterado vía: Bad Science.
Grab this Widget ~ Blogger Accessories
 
º