29 abril 2006

Recuperando la memoria

Morriña, saudade, son palabras gallegas relacionadas con la añoranza que tienen difícil traducción a otras lenguas. Los asturianos hemos adoptado la primera. Cómo no, visto el carácter de los paisajes del Norte. Ese carácter se vió trastocado en noviembre de 2002 y, dado que los que me rodean dicen que soy despistado (yo lo niego, por supuesto), he hecho un pequeño ejercicio de memoria. Para restaurarla recupero dos imágenes que bastan para expresar lo ocurrido hace 4 años, cuando el buque Prestige volcó su contenido sobre las costas del Norte de España. La primera es mía, tomada desde la costa de Vigo allá por el año 2000.
Islas Cíes, costa Oeste de Galicia, cerca de lo que se llamó Finis Terrae.
La siguiente es distinta, ya no caben brumas que den magia a la visión de las cosas. El radar es implacable y nos muestra la realidad sin el filtro de la prensa, de la política o de la opinión subjetiva. Por eso huelgan comentarios.

Fuente: ESA, disponible imagen en alta resolución.
Es una imagen del satélite europeo Envisat tomada el 20 de Noviembre de 2002. El buque Prestige, ya hundido, es el origen de los penachos negros, abajo a la izquierda. Su contenido se dispersa en dos colas que llegan a la costa oeste de Galicia y que llegarán días después a las costas cantábricas. Más información e imágenes en esta página de la Agencia Espacial Europea.

28 abril 2006

Posting interruptus

Donde debo rectificar mi intención original y extraigo una moraleja de utilidad general para redactar posts.
Hace unos 20 años me presenté a unas oposiciones para un puesto de control de contaminación ambiental en Avilés (Asturias, norte de España). Preparé esa oposición con tiempo y cuidado: de los 110 temas propuestos preparé 109. El otro era algo así como “La contaminación generada por los desguaces de barcos”. No pude encontrar nada en ningún sitio. Y me quedé con las ganas de preguntarle al diseñador del temario el motivo u objetivo de proponer un tema imposible.
Y esto me ha venido a la mente por una noticia curiosa que ha salido en estos días en la prensa española: el nuevo temario de las oposiciones para el Cuerpo Diplomático ha sido modificado e incluye entre sus temas la “alianza de civilizaciones”.
Este blog no tiene aún una larga vida por lo que puedo recordar una entrada del año pasado titulada Continente y contenido. Venía yo a citar como ejemplo de “análisis semántico” (utilísimo y nada practicado concepto sacado de la novela Dune), que la “alianza de civilizaciones” era un discurso fatuo y vano porque nada decía y nada concreto proponía. Y no es que quisiera meterme con nuestro presi Rodríguez Zapatero sino que era un ejemplo más de la nada que llena los noticiosos (valga la paradoja).
Y ahora los aspirantes deben prepararse para escribir algo coherente sobre esa idea en un examen donde se juegan el futuro. Qué problema.
Se me ocurre una explicación a la presencia del tema o temas: esto es un concurso de ideas donde se obliga a los candidatos a pensar y elaborar un discurso coherente para que luego el equipo directivo use gratuitamente los mejores para llenar de contenido un concepto que, inicialmente, carece de él.
Buena idea la mía, no me lo negarán.
[Y aquí, pausa, quietos, no sigan el hilo, reflexionemos]
Y sobre las 23:30 me dije: no, no puedo fiarme de los periódicos, mejor será que busque las fuentes para no arriesgarme a meter el remo.
[…dos minutos de búsqueda en Google]
Ahora los datos reales: el temario consta de 204 temas, está publicado en el BOE 83 de 7 de abril de 2006 y accesible por tanto a todo el mundo: Orden AEC/1021/2006. A pesar de eso, no lo cita ni enlaza nadie.
En el tercer ejercicio los aspirantes deberán desarrollar oralmente 4 temas sacados al azar del total de 204 durante un tiempo máximo de una hora. O sea, a 15 minutos por tema más o menos (nunca conviene desequilibrar demasiado el balance general).
Hay un único tema (no varios) donde aparece el asunto de la “alianza de civilizaciones” y se define así:
“Civilizaciones, culturas e identidades: Las civilizaciones como macro-unidades históricas. Lucha de civilizaciones. Alianza de civilizaciones. Civilizaciones y religión. Civilizaciones y Estados. Macro-cambio cultural. Símbolos sociales.”
Es decir, este tema se descompone en 7 subtemas con lo que, si sale en el sorteo, a la alianza le corresponden 2 o 3 minutos de desarrollo, no más.
Y así se me desarmó la estructura que tenía prevista para el post y que era comparar mi situación ante el tema imposible de preparar con la de estos aspirantes, que debían desarrollar uno o varios temas sin contenido y con poco o nulo apoyo en la realidad de los hechos.
Pues la realidad es mucho menos sangrante, la supuesta manipulación del temario menos evidente y la adaptación de los contenidos a la ideología presidencial no especialmente descarada. Ciertamente, hablar 2 o 3 minutos sobre la alianza puede hacerlo cualquiera sólo mencionando datos de propuesta, reuniones, alguna firma y dos o tres discursos, nada imposible de preparar.
Por lo tanto y como conclusión, yo mismo me doy un tirón de orejas y me digo: no te calientes redactando posts a partir de noticias de periódico sin confirmarlas porque es fácil que se copien unos a otros y que nadie invierta los dos minutos necesarios para devolver los hechos a su justa medida.

27 abril 2006

Información pública para "el decreto"

El proyecto de decreto sobre "terapias naturales" en Cataluña está en periodo de información pública. Es el momento de que algún residente en Cataluña presente alegaciones, los de fuera no podemos. El edicto ha salido en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya, núm. 4622 de hoy, 27 de abril, y el plazo finaliza el 31 de mayo.

25 abril 2006

Psicofonías en Radio Nacional de España

Donde RNE1 da una de cal y otra de arena
El sábado pasado, la sección “Los sonidos de la ciencia”, en el programa No es un día cualquiera de Radio Nacional de España 1, dedicó sus cinco minutos a las psicofonías. Estaba esperando que pusieran la grabación en el archivo para llamar la atención sobre ella y animaros a descargar los 2.5 Mb y escucharlos. Como al cabo de unas semanas los retiran, también lo he puesto aquí, de forma permanente. El responsable de la sección es Bartolomé Luque, doctor en física y profesor en el Departamento de Matemática Aplicada y Estadística en la UPM cuya página web merece ser visitada, especialmente la sección de divulgación.
Y hoy, hace unos minutos, la sección “Dolores del alma” en el programa El tranvía de Olga, de la misma cadena, dedicó un cuarto de hora a alabar la homeopatía. La responsable de la sección es Victoria Prego, periodista (no he encontrado que se dedique a la divulgación científica, vaya) . Al final del programa han mencionado de pasada el correo electrónico que les envié (palabra clave: “fraude”) pero a quien han sacado ha sido a una señora con eso tan original de que “pues a mí me va muy bien”.

23 abril 2006

Mi vida sin sentido, según Javier Aranguren

Donde un filósofo trampea con el lenguaje y pretende convencerme del sinsentido de mi vida
Pues no, últimamente no tengo suerte con los libros. De paseo por la biblioteca, encontré uno titulado “¿Puedo estar seguro de algo? Responde: Javier Aranguren”. Y me dije ¡qué bien! Un librito de apenas 80 páginas tratando un tema esencial en ciencia. Y me equivoqué (de nuevo). Menos mal que esta vez salió gratis.


Al grano: el libro NO trata del tema de cómo distinguir lo verdadero de lo falso. Lo que hace es ejecutar una serie de saltos mortales dialécticos hasta llegar a la conclusión de sólo en Dios está el sentido de la existencia. No me importa este final, que me trae al fresco, sino el camino que se sigue para llegar a él y en el que me siento aludido. Podríamos suponer cierta presunción en don Javier porque pretende, nada menos, que llegar al dios de turno con un argumento lógico, el reto que más fracasos ha cosechado en la historia. Pero, aparte de ello, hay afirmaciones que me molestan porque caen en tópicos que sólo se justifican en la superficialidad. Me quedo sólo con dos ejemplos:

Afirmación 1:
“Si no hay Dios, si nada responde a una legalidad, si todo es fruto ciego de una evolución ciega, entonces no hay razones para limitar el daño que podemos causar a los otros y viceversa: todos nos convertimos automáticamente en enemigos, en competidores”.
Mis comentarios:
Falacia 1: “si no hay Dios” no es igual a “si nada responde a una legalidad” como pretende el filósofo. Los seres humanos nos marcamos las reglas de convivencia y comportamiento a través de nuestro desarrollo cultural, a veces en contradicción con las estrategias puramente biológicas donde, por ejemplo, el altruismo sólo tiene sentido en grupos familiares. Mal empezamos, por tanto, intentando colarnos una falsa equivalencia.
Falacia 2: “si no hay Dios nos convertimos en enemigos”. Eso es una suposición demagógica y sin argumentos. La cooperación entre individuos es una estrategia biológica que surge de forma natural porque es beneficiosa, útil para la supervivencia. Nosotros, el género humano, vamos más allá y desarrollamos un sentido ético. Destacaré que ese sentido ético es tanto más genuino en los ateos porque se adopta sin amenazas, con auténtica libertad, ya que no hay ni la coacción del castigo eterno ni la promesa de premio final. ¿Cómo explica don Javier que existan ateos con una ética sólida? No quiero ni entrar en la justificación de las matanzas en nombre de los dioses a lo largo de la historia. "Todo aquel que no crea en mi dios es mi enemigo" sería una frase más certera.
Afirmación 2:

“Dice María: Hay bastantes científicos que sostienen […] que todo es materia, que lo que surge de la materia no es sino materia. El hombre es fruto casual de una evolución casual de la materia. El hombre no es más que otro momento o estado de un proceso material total.
Contesta Javier: María, me parece que de lo que dices hay que concluir necesariamente lo siguiente: hay que suponer que el fundamento del sentido es un sinsentido, es la ausencia total de sentido, pues todo lo que existe es un fruto casual de esa azarosa evolución”
Y María: Parece que sí.”
Jo, María, que poco batalladora eres.
Falacia 1: “el hombre es fruto casual de una evolución casual…”. Sugiero amablemente que la frase refleja una posición antropocéntrica no justificada. Sustituyamos “el hombre” por “la vida” porque nosotros no somos más que una especie que surge de una evolución que tiende a la complejidad porque ésta es generadora de estabilidad y de adaptabilidad. Don Javier confunde de nuevo el azar que genera las variaciones con la propia evolución. Error de creacionista o testigo de Jehová, qué pena. Probablemente la vida es una consecuencia probable de la propia existencia de la materia, no un milagro que necesite una intervención divina o extraterrestre (que tal para cual).
Falacia 2: “hay que suponer que el fundamento del sentido es un sinsentido”. Aquí introduce don Javier un alien, un concepto ajeno: “sentido”. La necesidad de ver un “sentido” a la vida o al universo es, de nuevo, un síntoma antropocéntrico firmemente enraizado en la cultura cristiana, según la cual somos creaciones privilegiadas de Dios. Y claro, así no hay quien se escape a la pregunta tonta del milenio ¿porqué estoy aquí? La respuesta es muy dura para los creyentes: no eres más que un organismo entre miles de millones. Pero para algunos eso nos basta porque esa aparente o real intrascendencia la llenamos con un sentido ético. Y lo encontramos en cosas tan banales como contribuir un poquito al avance del conocimiento o paliar algo de sufrimiento físico de los demás. No nos hace falta un dios para eso.
Curiosamente, en un libro que trata aparentemente de la veracidad de las cosas no aparecen nunca palabras como evidencia, dato, observación, experimentación, verificación…
No, doctor Aranguren, no. Su relato es deficiente y falaz, su argumentación débil, los argumentos de sus contertulios lamentables (prácticamente no tienen pensamiento propio). Incurre usted en errores como hacer creer que una paradoja verbal tiene repercusiones sobre el mundo real o hacer sinónimos la evolución biológica con el sinsentido. Somos muchos los que no necesitamos que un santón (Dios nunca aparece directamente) nos diga cómo y con qué reglas hemos de vivir. Y tome nota: los ateos no somos necesariamente propensos al suicidio, ni más crueles ni más egoístas que otros. Eso sí, tal vez seamos los más consecuentes con nuestras ideas aunque usted opine lo contrario.

22 abril 2006

Marlo Morgan ilumina mi espíritu

La novela más idiota del último año, huyan hacia donde puedan
“Marlo Morgan sirve de guía a miles de personas en busca de un nuevo camino hacia la espiritualidad” dice la reseña en la contraportada. Como verán a continuación, no estoy muy seguro de la veracidad de esa afirmación pero tampoco quiero hurtarles a ustedes la oportunidad de tomar ese camino espiritual diciendo que este libro es lo peor que he leido en los últimos meses (vaya, ya se me escapó).

Lo compré porque me gustan los libros de antropología (El antropólogo inocente debería ser de lectura obligatoria) y metí la pata hasta el corvejón. Pero miren, no todo se ha perdido porque puedo contarles a grandes rasgos de qué va la historia y luego tomen sus propias decisiones, que ya son “personas humanas” adultas.
Se supone una historia autobiográfica, donde una mujer realiza el clásico viaje iniciático. Viaje que, como todos los iniciáticos, le permitirá descubrir lo equivocada que estaba, lo llena de prejuicios y lo bien que se lo monta un grupito de aborígenes australianos. Novela del buen salvaje químicamente pura.
La chica en cuestión, que se dice médica acupuntora, viaja a Australia. Allí la está esperando un grupo de indígenas que han oído su “llamada” psi porque la pobre pasa por malos momentos personales. Pero claro, antes de abrirle los ojos hay que hacerle algunas pruebas a ver si es digna de tal regalo. Las pruebas son difíciles: coger una piedra de un montón, bendecir una fruta a ver si luego se pelaba así o asá y tirar unos huesos a ver como caen (es que allí no usan los posos del café porque no hay).
Superadas estas pruebas de sabiduría profunda, la ponen a caminar descalza por el desierto. Lógicamente, los pies le duran 5 minutos y sangra copiosamente. Pero no hay problema, una del grupo le dice que “ponga su atención en otra cosa”, y listo, a seguir. Al final del día el chamán le cura los pies con una canción:
“Hace sonidos especiales para curar heridas y cortes. También emite sonidos que extraen los fluidos de la hinchazón”.
Lógicamente, todo funciona y la Morgan empieza a darse cuenta de su cerrazón mental de urbanita.
El siguiente paso es entender la profunda filosofía del grupo aborigen. Les ahorro detalles pero al leerla me pregunté como podían haber llegado al desierto profundo australiano los tópicos de la beatería ecológica “new age” típica de los EE.UU. Misterios de la vida.
Bueno, siguen caminando, la Morgan se vuelve rápidamente fuerte y receptiva, soporta temperaturas de hasta 55 ºC sin problemas. Oye los pasos de las lagartijas, la mirada de las águilas y cosas así. Y todo sin comer peyote, que se sepa.
Pero lo más interesante viene después. Por ejemplo, los tales aborígenes son telépatas. No de vez en cuando, ni alguno en concreto, no. Todos y continuamente.
“Por fin comprendí porqué caminábamos siempre en silencio. Aquella gente se comunicaba la mayor parte del tiempo mediante telepatía, y yo era testigo presencial” (sic).
Aparte del sistema de comunicación, poseen muchas otras virtudes. Lógicamente, su dieta “desintoxica el cuerpo”, están en perfecta armonía con el mundo, no padecen enfermedades, no conocen la ira, la envidia ni, supongo, ningún otro pecado capital.
Curan la fiebre poniendo los pies en arena fría: “me dijeron que si conseguían atraer el calor de la cabeza a los pies se equilibraría su temperatura corporal”. Y funciona, claro.
Esa terapia fue, sin embargo, muy poca cosa comparada con la cura de una fractura abierta que hizo el chamán mediante imposición de manos.
¿El resultado?
“Sencillamente, el hueso volvió a meterse por el agujero del que asomaba”. “Al día siguiente […] se levantó y caminó con nosotros. No cojeaba en absoluto.”
Aquí la presunta médica nos regala los oídos con un discurso definitivo:
“De hecho, estoy convencida de que jamás ningún médico en ningún lugar de ningún país y en ninguna época de la historia ha curado a nadie. Cada persona lleva la curación en su interior”.
Y aquí, sobre la página 150, dejé de leer.
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