Mostrando entradas con la etiqueta Islam. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Islam. Mostrar todas las entradas

13 septiembre 2010

Quemar o no quemar (Coranes): elogio de la indiferencia y de la defensa de derechos

Gente como el "pastor" Terry Jones existe y existirá siempre (no caigan en la tentación casi irresistible de confundirlo con el miembro homónimo de los Monty Python). Son, por fortuna y por el momento, una minoría desquiciada y agresiva pero el desarrollo de esta pequeña historia ha mostrado que el problema que realmente debe solucionarse no son ellos. Me explico: con gente así tendremos que lidiar por pura estadística, jamás desaparecerán. Ante la imposibilidad de librarnos de ellos, la reacción más sana es la indiferencia ya que sus acciones sólo son ruido, no contienen nada valioso que merezca la pena escuchar. No quiero confundir la indiferencia con la tolerancia. Ser tolerante es aceptar el derecho que tienen los demás a hacer algo aunque este algo nos desagrade; la indiferencia añade un punto de desprecio y es, por lo tanto, algo más recompensante.

Quema de libros en Berlín, 10 de mayo de 1933

Esa deseable reacción de indiferencia no será unánime. Si Jones está, por hacer un símil estadístico, en una cola de la distribución, los del otro extremo reaccionarán de forma similar, posiblemente mimética, con lo que nosotros, que estamos en el medio, deberemos tratar a ambos de igual forma.
Pero analizando lo que ha pasado con el mencionado Jones podemos darnos cuenta de varias cosas:
el anuncio de la quema de Coranes por parte de este soplagaitas recibió una publicidad incomprensible que gracias a las escasas luces de los medios de comunicación alcanzó en pocas horas una repercusión internacional. Ese es el primer problema serio que deberíamos solucionar: la educación de los medios. Si eso no se produce, visto el facilísimo éxito mediático de la iniciativa, siempre habrá gente dispuesta a anunciar cualquier cosa con tal de aparecer en la televisión. Es tan barato...
El segundo problema ha sido la reacción de la mayoría de la sociedad estadounidense. La indiferencia no se produjo sino más bien una reacción en cadena de emociones dispares aderezada por intervenciones que nunca recomendaron la conducta más razonable: ignoren a ese payaso.
El tercer problema fue que nadie "importante" (al menos que yo sepa) defendió el derecho a quemar cualquier libro, estatua o fotografía que uno pueda tener. Quemar un Corán (o una Biblia) es un gesto que, aunque a mí me parezca innecesario, no tiene efecto alguno sobre las cosas. Es, o debería ser, como quemar una guía telefónica, "El capital" o, si nos ponemos a lo grande, las obras completas de Lenin.
Sin embargo, nadie se atrevió a plantear esa cuestión en un contexto de completo acojone ante la prevista ira islámica y sus posibles consecuencias.
Y eso nos lleva al otro lado. En este caso concreto desconozco la proporción de musulmanes que podrían ofenderse por esa anunciada combustión y tampoco sé cuántos de ellos estarian dispuestos a matar al autor de la ofensa. Temo, sin embargo, que la minoría no es aquí sólo una anécdota y que la acción violenta vía fatwa o cualquier otro pretexto es probable vista su persistencia en imponer el pensamiento mágico sobre la sociedad civil, sea ésta o no de la misma cuerda. Personalmente creo que ello refleja falta de fe porque un creyente de verdad no puede rebajar a su dios hasta el extremo de creer que puede ofenderse porque una reacción química degrade unos papeles en un rincón de este mundo. Pero bueno, muftíes y ayatolás tiene la iglesia por lo que ese tercer problema a solucionar es nuestro y se traduce en la falta de convicción a la hora de defender derechos elementales (digo elementales en su acepción de obvios) cuando a ellos se opone un grupo de fanáticos.

Relacionado: los libros arden tan bien.

06 abril 2010

"Brujo" condenado a muerte en Arabia Saudí

Yo les multaría por estafadores pero hay lugares donde eso no les parece suficiente.
Ali Sibat es un musulmán de cuarenta y tantos años que tenía un programa de televisión en la cadena libanesa Sheherezade. Sibat afirmaba poseer poderes mágicos, algo que demostraba con trucos de magia, adivinaciones y cosas así. Es un estafador, como todos estos individuos, pero la cosa se le escapó de las manos. En el año 2008 viajó a Arabia Saudí en peregrinación y no vió en su futuro que iba a ser reconocido y detenido por la policía religiosa de ese país (llamada elegantemente Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio).
Sibat fue acusado de brujería y ante semejante delito fue condenado a muerte. El motivo es que para muchos mulsulmanes, la magia, brujería y demás tonterías no sólo existen sino que son inequívocamente diabólicas. Según el tribunal islámico, al hacer sus trucos en la televisión libanesa Sibat estaba realmente invocando al diablo con quien probablemente tenía un pacto que le hacía posible realizar sus "hazañas" psíquicas.
Su ejecución pública estaba programada para el viernes pasado pero, aunque las noticias no son claras, parece que su decapitación, el método más habitual en ese país de matar a alguien, ha sido aplazada al presentar un recurso a una instancia superior.
Está claro que adivinar el futuro sólo es una práctica exenta de riesgos si eres realmente un adivino, algo que Sibat está claro que no es (un argumento que podría haber usado en el juicio de tener abogado defensor, algo que parece no ocurrió).
El caso está pendiente como tantos otros que probablemente desconocemos y que sólo son posibles con leyes religiosas elaboradas por fanáticos con los que, no hay que olvidarlo, mantenemos "excelentes" relaciones diplomáticas.


Por lo tanto, yerran quienes dicen que la brujería no existe, sino que es algo puramente imaginario, aunque no creen que los diablos existan, salvo en la imaginación de la gente ignorante y vulgar, y los accidentes naturales que le ocurren al hombre los atribuye él por error a un supuesto demonio. Pues la imaginación de algunos hombres es tan vívida, que les hace creer que ven figuras y apariciones reales, que no son otra cosa que el reflejo de sus pensamientos, y entonces éstos son tomados por apariciones de espíritus malignos, y aun por espectros de brujas. Pero esto es contrario a la verdadera fe, que nos enseña que ciertos ángeles cayeron del cielo y ahora son demonios, y debemos reconocer que por naturaleza son capaces de hacer cosas que nosotros no podemos. Y quienes tratan de inducir a otros a realizar tales maravillas de malvada índole son llamados brujos o brujas. Y como la infidelidad en una persona bautizada se denomina técnicamente herejía, esas personas son lisa y llanamente herejes (Malleus maleficarum).

13 diciembre 2008

Evolución y creacionismo en países islámicos

En agosto de 2006 se publicó en Science un trabajo firmado por Jon D. Miller, Eugenie C. Scott y Shinji Okamoto titulado
Public acceptance of evolution (
Science, 11 August 2006, 313: 765-766) donde apareció un gráfico (ver al final) mostrando la aceptación o rechazo de la teoría de la evolución en 34 países "occidentales" incluyendo Turquía. Era este último el que salía peor parado, con un 27% que pensaba que la evolución era cierta, un 12% que ni fu ni fa y un 51% que pensaba que era falsa. El segundo por la cola eran los Estados Unidos, con un deprimente 40-21-39. Un dato relevante a la hora de interpretar y poner en un contexto global dichas cifras es que Turquía no es un Estado musulmán sino una república constitucionalmente laica. La realidad en otros países ya formalmente islamicos sería probablemente aún peor.
Esta semana han publicado otro artículo donde se confirma la suposición anterior y deja clara la situación de la ciencia en según qué contextos político-religiosos. La mentablemente, el caso de Kazajstán no sólo es una excepción sino que implica relativamente poca gente ya que, según el nunca bien ponderado The World Factbook de la CIA, sólo tiene 15.2 millones de habitantes. Tal vez sea casualidad pero también el porcentaje de alfabetización es el mayor y el más equilibrado de todos los países: 99.8% para hombres y 99.3% para mujeres. Indonesia y Pakistán, con los mayores porcentajes de "no puede ser cierta" tienen 237.5 y 172.8 millones de habitantes.
Al final, como síntesis, podemos estimar que los que afirman que la evolución no puede ser cierta son 350 millones de personas, frente a los 96 que piensan que es "verdadera o probablemente verdadera". Una relación de 3.6 a 1.

Entradas relacionadas:

Gráfico de Miller et al. 2006:

Grab this Widget ~ Blogger Accessories
 
º